domingo, 18 de febrero de 2018

LA ESPAÑA DE ORTIZ-ECHAGÜE

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general, que contiene los artículos que hemos editado en “DEL CIPANGO AL SPANGO". PARA LLEGAR A ELLOS, hacer clik sobre:  https://delcipangoalspango.blogspot.com/2023/01/indice-de-articulos-de-del-cipango-al.html

This is the text in English, if you want to read it in Spanish press the link: http://delcipangoalspango.blogspot.com.es/2018/02/the-spain-of-ortiz-echague.html.
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ESTA ENTRADA RESUME EN GRAN PARTE MI ARTÍCULO
ORTIZ-ECHAGÜE: ÚLTIMO RETRATO DE ESPAÑA” ; QUE PUBLIQUÉ HACE UNOS DÍAS EN “ARTE, SIMBOLOGÍA Y HUMANISMO”. A LOS INTERESADOS EN ESE ESTUDIO LES INVITAMOS A VISITARLO EN EL ENLACE: http://artesimbologiayhumanismo.blogspot.com.es/2018/02/ortiz-echague-ultimo-retrato-de-espana.html
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ARRIBA: Lienzo de Antonio Ortiz-Echagüe (de tamaño natural) intitulado “Desnudo” y propiedad del Museo de Bellas Artes de Buenos Aires -al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. El hermano mayor de José era ya un pintor de éxito en los años veinte, y residía en la magnífica villa de Madrid llamada “Fuente del Berro”, donde retrató a los miembros de la aristocracia española. Con su espléndido coche descapotable recorrían ambos las calles y carreteras de España; el mayor plasmando en sus lienzos aquello que despertaba su interés y el menor fotografiando cuanto podía. José Ortiz-Echagüe comentaba que esta fue una de las épocas más felices de su vida; cuando tras regresar de África y trabajando como ingeniero de CASA, acompañaba a su hermano para dedicarse a su afición fotográfica. Junto a Antonio debió aprender mucho sobre espacio, composición, color y pintura; todo lo que se reflejará siempre en sus imágenes
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Mucho se ha escrito sobre la vida de José Ortiz-Echagüe, habida cuenta su genio y su ingenio, su carácter y valor; su talante y su talento. Aunque la biogafía mejor dictada y más divertida; a mi juicio es, aquella que narraron sus dos hijas en el programa de Televisión Española “La mirada fotográfica” (1) . Donde podemos comprender que Ortiz-Echagüe no solo fue un intrépido y arriesgado piloto militar, además de un afanado estudioso de la mecánica (fundador de empresas como S.E.A.T. ó C.A.S.A.). Sino fundamentalmente un hombre de gran cultura y de un inimaginable sentido estético e histórico. Todo ello surgido de unas experiencias inigualables; vividas en la guerra, en las artes y en la industria (en ocasiones muy duras). Gracias a lo que crearía y dirigiría algunas de las empresas de mecánica más importantes de nuestro país; tomando conciencia que los coches y aviones que en ellas construían cambiarían la faz de los campos y pueblos españoles. Por cuanto dedicó gran parte de su vida a fotografiarlos; obteniendo algunas de las imágenes más bellas conseguidas en el medio rural hispano. Fotografías en blanco y negro donde se plasma de manera genial el tipismo y la estética en que vivieron nuestros pueblos, hasta hace apenas medio siglo.
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Su vida comienza en 1886, en plena crisis de colonias y cuando el “antiguo imperio español” se encontraba hundido y frente al Desastre. Tuvo una joven vocación pictórica (como su hermano) que al parecer le fue truncada por su padre; quien afirmaba nadie podía soportar más de un hijo artista. Por cuanto esa ilusión fue distraída o sustituida con el regalo de una cámara fotográfica cuando contaba doce años (en 1998). A esta primera afición por la pintura, siguieron unos obligados estudios como ingeniero militar y su destino en la Guerra de África (desde 1909 a 1922). Donde tuvo como misión viajar en un globo aerostático tomando fotos del enemigo, recordando Ortiz-Echagüe siempre cómo era de “desagradable” ir en el cestillo y escuchar las balas del enemigo silbando junto a ellos... . Posteriormente se convierte en el tercer piloto de aéreo y regresa de Tánger al sufrir un accidente de avión; tras el que desmontó la nave en la que se había estrellado. Logra así comprender la mecánica de los aviones y gracias a esta circunstancia inicia la industria aeronáutica en España en 1923, al poder crear aeroplanos iguales al que había desmostado -fundando C.A.S.A. : Construcciones Aeronáuticas S.A.-. Hechos que le permitirían crear veinticinco años después la fábrica SEAT, cuando no había otra industria de automóviles española.
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ABAJO: Abajo dos ejemplos que ilustran el “pictorialismo” en las imágenes de Ortiz-Echagüe. A la izquierda, fotografía suya tomada en los años cuarenta y titulada “Castellano de Sepúlveda” -agradecemos al Museo del Traje, nos permita divulgar las imágenes de su propiedad-. A la derecha, un cuadro de Ignacio Zoluaga pintado en 1909 y expuesto en el Reina Sofía, intitulado “Tipo de Segovia” -agradecemos a este museo nos permita divulgarlo-. Parece ser que el fotógrafo huía del epíteto de “pictorialista”, argumentando que sus imágenes no eran, ni estaban fundamentadas en cuadros; aunque las influencias pictóricas en toda su obra son indudables. Acerca del autor y de su evidente raíz pictórica, escribe Fco. Javier Zubiaur Carreño en 1990: “Insistir en el “pictorialismo” de Ortiz-Echagüe puede parecer tarea baldía cuando precisamente él lo ha rechazado. Pero el maestro, además de incurrir en contradicciones al respecto (...), emplea un método de revelado, de aspecto acuarelado, que favorece resultados tan pictóricos como sutiles” (...) “Porque, en efecto, en el fondo de la fotografía de Ortiz-Echagüe, se advierte la huella de la pintura, principalmente española” (2) .
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El empresario y artista sin duda deseaba parar el tiempo con su cámara; reflejando cómo era la vida durante aquellos días en los que todavía lograba retener con su “instantánea”, las formas de un pasado que desaparecía paulatinamente. Aunque a ese espíritu etnográfico y conservador, hay que unir su vida de arriesgado aventurero y su carácter de intrépido e incansable trashumante. Admirado por la alta tecnología y a su vez por el costumbrismo hispano; todo ello le convierte en un “hombre del Renacimiento” a medio camino entre del siglo XIX y el XX. Con un interés por el tipismo español igual al que habían manifestado los viajeros románticos; asimismo aunaba unos conocimientos sobre mecánica y aeronáutica inigualables. Lo que unido a su tremendo valor, que le permitía viajar a miles de metros de altura en aeroplanos y globos de tela y cesta. Le convierte en un intrépido conquistador del cielo; cuya ilusión fue que aquellos aviones y coches fabricados por él, trajeran el progreso y las comunicaciones a las zonas rurales. Aunque tal como dicen las leyes de Murfy “en toda buena acción hay una enorme penitencia social”; y la pena de Ortiz-Echagüe resultó observar cómo mientras el país progresaba, nadie se interesaba por la cultura popular. Dejando así abandonados los pueblos, donde sus construcciones, costumbres y tradiciones se diluían; sin preocupación de las élites, ni ayudas para una posible recuperación de aquel pasado cargado de riqueza cultural.
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JUNTO ESTAS LINEAS: Fotografía de José Ortiz-Echagüe con su cámara. Reproducimos la imagen, tomada desde el artículo de Francisco Javier Zubiaur Carreño: "El poder evocador de las imágenes de Ortiz-Echagüe" (3) . He trazado varias lineas sobre la foto, con las que podemos comprender el modo en que el autor trabajaba la imagen (en razón a triangulaciones y a proporciones clásicas de belleza).
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No sabemos si Ortiz-Echagüe antes de tomar una imagen, trazaba un plan con arreglo a proporciones lineales o a teorías de perspectiva procedentes de la pintura clásica. Pues es ciertamente fácil trazar una triangulación sobre un lienzo; o dibujar sobre un soporte una distribución de escenas, en base a secciones iguales y a proporciones áureas. Pero no es posible hacer lo mismo cuando realizamos una fotografía; al menos que se lleven a cabo varias tomas y que luego se trabajen al positivarse. Por cuanto manifiesto, creemos que Ortiz-Echagüe -como técnico e ingeniero que era- ensayaría las fotos, para luego “situarlas” conforme a “fi” o a triángulos y rectángulos perfectamente estudiados. Algo -que a mi juicio- haría desde su juventud, al conocer ya por entonces las teorías del espacio o de la perspectiva pictórica; cuyas leyes aplicaba instintivamente en su visor y trabajaba minuciosamente al positivar las imágenes. Hechos que podemos ver reflejados ya en las primeras fotos que conservó, tomadas con tan solo diecisiete años y donde la teoría de la pintura se observa cuidada con un enorme esmero (como en el caso del “Sermón de la aldea”).
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ARRIBA Y ABAJO: El castillo de la Iruela en Jaén, fotografiado por Ortiz-Echagüe en 1954 -agradecemos a la Universidad de Navarra nos permita divulgar la imagen-. En la foto superior vemos la escena tal como el autor la prepara. En la de abajo presento los cortes que pudo intuir, para crear unas proporciones iguales.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Mota del Marqués fotografiada por Ortiz-Echagüe (la imagen carece de copyright, aunque agradecemos a la Universidad de Navarra nos permita divulgarla). Abajo, estudio mío de diagonales y de lineas, para cuadrar la imagen conforme a proporciones pictóricas.






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JUNTO ESTAS LINEAS: Fotografía de Ortiz-Echagüe titulada “Albercanas” -agradecemos al Museo del Traje nos permita divulgarla-. Abajo, observamos un estudio donde a mi entender la imagen se compone de varias escenas entrecortadas o simultáneas.











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Tras años de destino en la guerra de África, volando sobre un globo aerostático -desde el que obtenía imágenes del enemigo- fue el aviador número tres de nuestro país. Pero a los cinco años lograr esa cualificación se estrelló en Burdeos, saliendo milagrosamente ileso del accidente. Pero para comprender el carácter de Ortiz-Echagüe hemos de recordar que tras este suceso quiso recuperar las piezas del aeronave, para estudiar las causas del siniestro. Logrando comprender con ello cómo funcionaban los aviones, creando así la primera fábrica aeronáutica española. Tras esta exposición y con todos los datos antes referidos, entenderemos que el fotógrafo interpretaría su existencia como un verdadero milagro. Ya que desde los “veinti-tantos” años se había enfrentado de continuo a la muerte -de las maneras más peligrosas-, saliendo siempre indemne. Por cuanto la fortuna de seguir vivo le concedería una enorme fe, como sucede con cuantos se juegan la vida repetidas veces (tal como pasa entre los toreros). Teniendo una fe en Dios tan profunda como certera; lo que debió marcar plenamente la existencia de Ortiz-Echagüe, a la vez que sus fotografías. Lo antes referido nos puede ayudar a interpretar su serie de imágenes religiosas; que inicia en su juventud y en las cuales progresa trabajándolas, sin abandonar jamás esta fuente de inspiración.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, cuadro de Francisco Zurbarán -San Francisco contemplando calavera- fechado en 1634 y propiedad del Museo Thyssen-Bornemisza (al que agradecemos nos permita divulgarla). Hemos pasado sus colores a blanco y negro para comparar la escena con las fotos de Ortiz-Echagüe. 
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Abajo, imagen de Ortiz-Echagüe titulada “Monje Blanco”, fechada en 1945 y que he enmarcado en marrón, para concederle la apariencia de un cuadro -agradecemos a la Universidad de Navarra nos permita divulgar la fotografía-. Las coincidencias entre ambas escenas son indiscutibles; pese a que a Ortiz-Echagüe le molestase el epíteto de “pictorialista”.




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ABAJO: Estudio sobre de la imagen anterior en lineas, para comprender que está compuesta en forma de cruz y piramidal (a modo de cruz patada -como la de Malta-).
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, imagen de Ortiz-Echagüe que refleja los monjes de Santa Ma. de Huerta, fechada en 1945 y que hemos enmarcado para darle la apariencia de un cuadro -agradecemos a la Universidad de Navarra nos permita divulgar la fotografía-. 
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Abajo, corte de la misma foto en dos partes iguales, para observar la idéntica proporcionad entre la zona superior y la inferior (que bien pueden ser dos imágenes distintas).


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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, imagen de Ortiz-Echagüe titulada “Dominicos en Santo Tomás de Ávila”, fechada en 1954 y que hemos enmarcado para darle la apariencia de un cuadro -agradecemos a la Universidad de Navarra nos permita divulgar la fotografía-. 
Abajo, estudio de escena y sombras por triangulación. Observemos el modo exacto en que cuadra el techo del claustro con la linea del triángulo central superior; todo o que denotaría que se ha positivado usando una plantilla o regla (para lograr esa disposición perfecta).
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SOBRE ESTAS LINEAS: Famosísma foto de Ortiz-Echagüe titulada “Sermón en la aldea” (fechada en 1903). Al parecer, antes de ingresar en la escuela de Ingenieros fue hasta esta parroquia de Viguera (en La Rioja); donde tomó unas imágenes que salieron movidas. Poco tiempo después regresaría a esa aldea y tras convencer al vecindario, junto al cura, de que todos posaran para él (prometiéndoles regalar copias, para que las enviasen a sus parientes de América); logró esta segunda fotografía con medio minuto de exposición.
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ARRIBA Y ABAJO: De nuevo, diferentes estudios de la misma fotografía. En la superior vemos que son dos hasta tres escenas totalmente distintas (como sucede en otras tantas fotos del autor). Abajo se observa esta composición en cuadros diferentes, cortados con lineas sobre la imagen.
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Sin lugar a dudas, Ortiz-Echagüe supo que con su generación desaparecería la España de Murillo y Zurbarán. Extinguiéndose con ellos la nación que supo pintar el bodegón con luz de hambre sublimada; o representar al monje como un Adonis con sayo, cuya extrema delgadez solo significaba sobriedad. Una desaparición que se hizo verdad precisamente en los años en que fallece Ortiz-Echagüe (1980). Cuando también murió aquella España; siendo sustituida por una Sociedad que poco a poco va olvidando gran parte de su esencia. Por cuanto decimos, el fotógrafo imbuido desde niño de esas ideas de regeneración y de modernismo, utilizará algo tan actual como una máquina (de fotos) para presentar y recoger su verdadera España. Una nación milenaria denominada ya Hispania desde los tiempos romanos y que él conservará en sus fotos de gentes, campos y monumentos. Reflejando aquella nación que a su vez fue una cultura ancestral, heredera del mundo mediterráneo, islámico y cristiano; difusora del catolicismo por toda América. Cuanto plasma en sus imágenes de trajes típicos, arquitecturas populares y en sus láminas religiosas.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, famosa fotografía tomada en 1897 y en la que podemos ver la Dama de Elche junto a su descubridor; el agricultor Manuel Campello, que la desenterró en sus terrenos de cultivo. El hallazgo de piezas como esta y su comparación con los trajes regionales que por entonces se mantenían como vestidos comunes en España, provocó una nueva ola de patriotismo histórico. En este caso motivada por la enorme decadencia que vivía nuestro país y fundamentada en un orgullo cultural de España. Ideas que apoyaron personajes como Joaquín Costa; un hombre culto y de enorme inteligencia que logró hacer comprender a los españoles, cómo nuestro país era una nación y una civilización milenaria de enorme importancia histórica.
ABAJO: Dos fotografías de la Dama de Elche tal como la exhibe actualmente el Museo Arqueológico Nacional. En el centro, una fotografía de Ortiz-Echagüe titulada “Charras” y publicada en el blog de Aldeávila -agradecemos a la Universidad de Navarra nos permita divulgarla-. Comparando la Dama de Elche, con la joyería, la vestimenta y el modo de acicalarse de estas charras; se hace evidente que la cultura y escultura ibérica -del siglo VI a.C.- es el antecedente directo de esta forma de vestir y de ornamentarse en el pueblo hispano.
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ABAJO: Demuestra cuanto decimos los ejemplos que vemos en fotografías montadas bajo estas lineas. Donde tenemos en primer lugar (a la izquierda) una “dama” ibérica en un exvoto de bronce datable hacia el siglo V a.C. y procedente de Castellar de los Jardines (propiedad del Museo Arqueológico de Barcelona, al que agradecemos nos permita divulgar las imágenes). En el centro, una albercana con su traje de vistas y sus collares, cuyo vestido, tocado y joyas son casi iguales que las que vemos en el exvoto ibero anterior -esta foto está también tomada del libro de Carlos Piñel, LA BELLEZA QUE PROTEGE (4) -. A la derecha, la Dama Oferente del Cerro de los Santos procedente de Montealegre del Castillo, yacimiento hallado hacia 1870 junto a Yecla -propiedad del MAN al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Los tres tipos comparten su forma de vestir, peinarse y sus joyas; siendo en algunos casos exactamente iguales los peinados, trajes y orfebrería ibérica, a la popular española.
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ABAJO: Del mismo modo parecidos a los de la Antigua Iberia, son los llamativos tocados de las segovianas o los gorros de Montehermoso, que tanto abundan en las vestimentas populares españolas. Como ejemplo de ello podemos ver en la imagen bajo estas lineas: A la izquierda, dos mujeres en el día de las Águedas de Zamarramala (tal como las muestra el museo Rodera-Robles de Segovia). En el centro tres damas menores del Cerro de los Santos (tal como las exhibe el MAN). A la derecha, una mujer de Monterhermoso en foto de Ortiz-Echagüe (agradecemos a todas las instituciones nos permitan divulgar las imágenes). Observemos el parecido en todos los tipos de vestimenta y joyería.
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No sabemos si Ortiz-Echagüe llegaría a conocer todos los paralelismos entre la cultura ibérica y el folklore peninsular; pues muchos de ellos se descubrieron después de 1975 (cuando el fotógrafo estaba ya enfermo y en proceso de perder la vista). Pese a todo, es seguro que los intuyó, del mismo modo que sabría el valor incalculable de aquel mundo que ante sus ojos desaparecía. Un patrimonio cultural inmaterial de un peso inconmensurable y que entre los años setenta y los noventa tocó prácticamente a su fin. Cuando en la mayoría de los pueblos sustituyen las Fiestas sacras y las patronales -celebradas hasta entonces de un modo tradicional-; por bailes de discoteca y por modas venidas de las ciudades (a cual menos valiosa y más ruidosa). Invadiendo por entonces el barrio al pueblo, convirtiendo en suburbios aquellas poblaciones que hasta entonces habían conservado su historia, sus tradiciones y sus celebraciones milenarias. Tanto que muchas de esas costumbres y herencias culturales podemos remontarlas a la Edad del Bronce, tal como a continuación mostraremos.
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ABAJO: Tocados de las referidas monjas de Las Huelgas, tal como los publicaba La Estampa. Junto a estas imágenes, esculturas del Cerro de los Santos (siglos IV al II a.C.) cuyas sacerdotisas también lucen gorros picudos y complejas vestimentas.
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Abajo, foto de lagarteranas tomada por Kindel en los años sesenta. Como podemos ver, las técnicas de bordado del traje de luces son muy similares a las usadas en las prendas de Lagartera o en las Charras, todo lo que logró sembrar de riqueza cultural y artesanal estas tierras de España. Pues nada hay más empobrecedor que el chándal (como prenda de vestir); que no solo entristece las calles con la imagen de jóvenes así ataviados, sino además impide la creación de industria modista. Con el fin de comprender lo rico que fue este folklore y la belleza de los trajes y costumbres de los charros y los extremeños; recomendamos ver dos cortos videos filmados en Miranda del Castañar y en Lagartera hace apenas unos decenios.
PULSAR SOBRE LOS ENLACES SIGUIENTES:
BODA LAGARTERANA 1973:
https://www.youtube.com/watch?v=LmnZI_fqVqI
TRADICIONES EN MIRANDA DEL CASTAÑAR:
https://www.youtube.com/watch?v=O6WxkayPqrE
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, piezas del tesoro de El Carambolo (tartessio, hacia el siglo VI a.C.) -tal como las expone el MAN en reproducción-. En el diseño de estas joyas -cuyo peso supera los tres kilos-, vemos la estética que dominará toda la orfebrería y el bordado peninsular durante milenios. Siendo muy semejantes a las joyas populares españolas y asimismo a los tejidos y trajes hispanos; como los de torero o valenciana y otros que se han lucido en la Península desde etapa prerromana. Abajo, maniquíes y vitrinas con pendientes y collares de Museo Provincial de Cáceres y de Ávila -a los que agradecemos nos permitan divulgar las imágenes-. En las imágenes podemos ver los tocados típicos de Montehermoso o de zonas avulenses, junto a piezas de orfebrería popular de los siglos XVIII y XIX (tan parecidas a las prerromanas).
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AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas muchacha del pueblo de Monsanto (Portugal) mostrando el gallo -foto M. Castelo Branco, al que agradecemos nos permita divulgarla-. El gallo como totem es plenamente celta, tanto que la gallina no existía en Europa hasta que los indoeuropeos la importasen desde zonas cercanas a Asia, críandola por todo el Continente y conociéndose con la dispersión de los pueblos gaélicos. Uno de los grupos más importantes fue la rama celta navegante de Portus-Galo (puerto galo) donde el gallo es el animal emblemático; como totem de la masculinidad, la guerra, del huevo cósmico y del amanecer solar. Debido a lo que aquellas tribus que adoraban a las gallinas, tomaron o dieron su nombre al animal (los gallos). Abajo, un curioso personaje vestido con capa y que pude encontrarme en las Calles de Monsanto, mientras paseaba por las calles de este precioso y megalítico pueblo.
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ABAJO: Fotografía mía hace unos tres años en Monsanto, donde podemos ver sus singulares casas y construcciones, levantadas entre grandes megalitos naturales.
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Habríamos de plantearnos qué sucedió entre 1950 y 1980 para que en solo tres décadas desaparecieran muchos de los principales usos, costumbres y tradiciones que se habían mantenido durante milenios en nuestras tierras. Tanto, que en esos tres decenios podemos decir que cambiaron hasta las creencias y las formas de vida -no solo en España, sino también en gran parte de Europa-. Pasándose de Sociedades confesionales a Estados semi-láicos y de países que conservaban sus raíces ancestrales, a Naciones desarraigadas y con enormes crisis de identidad. La Segunda Guerra Mundial sí que marcó una transformación indiscutible en la Historia y la Edad de los Metales quedó absolutamente superada. Desde el momento en que aparecieron las armas nucleares y se hizo común el uso de los plásticos. Unos hechos que provocarían el final definitivo de la Edad del Hierro y el comienzo de la Era Nuclear o de los plásticos.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotografías de los años treinta realizadas por Juan Miguel Pando Barrero en Candelario (mostrando mujeres charras). Pando Barrero fue un gran amigo de Ortiz-Echagüe. Y pese a tener una ideología distinta y una forma de tratar las imágenes muy diferente, siempre estuvieron muy unidos; todo que hizo de ambos artistas, colaboradores complementarios. J. Miguel Pando nació en 1915; era unos veinte años más joven que O-Echagüe y se inspiró tanto en él, que realizó también trabajos con charras o extremeñas, a la vez que una serie sobre Marruecos.





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ABAJO: El enano Gregorio; botero en Sepúlveda” de Zoluaga; a su lado “El tío Tarugo de Sepúlveda” (foto de Ortiz-Echagüe). Posiblemente, hace setenta o cien años, estas estampas causaban extrañeza y hasta el desprecio de algunos (tachándolas de tremendistas y de mal gusto). Pero hoy son una manifestación de una España que ya acabó y que gracias a Zoluoaga y a José Ortiz-Echagüe se ha podido conservar en la memoria y llegar a nuestros días. Todo lo que demuestra el valor de lo popular, hasta en sus expresiones más pequeñas -por insignificante que a veces nos parezca-.
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CITAS:
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(1): A los interesados en consultar la obra de José Ortiz Echagüe, recomendamos estos dos enlaces:
ORTIZ ECHAGÜE EN LOS MUSEOS:
MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA:
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Acerca de las diferentes biografías de José Ortiz Echagüe liberadas en la red. Recomendamos el siguiente enlace, que se trata de una documentada conferencia:
JOSÉ ORTIZ ECHAGUE UN GENTIL HOMBRE CON CÁMARA
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Aunque donde conoceremos mejor la vida y perdona del fotógrafo, es en el relato biográfico que realizan sus hijas en el programa de TVE “La mirada fotográfica”:
LA MIRADA FOTOGRÁFICA CAPÍTULO 1 JOSE ORTIZ ECHAGUE (dirigida por Jose Luis López-Linares)
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(2): "El poder evocador de las imágenes de Ortiz-Echagüe". Artículo publicado en el catálogo de la exposición "José Ortiz-Echagüe fotógrafo". Pamplona, Universidad de Navarra (Departamento de Comunicación Audiovisual), 1990.
Autor: Fco Javier Zubiaur Carreño.
En la red; pulsar enlace:
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(3): Ibidem cita anterior (2)
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(4): AGRADECEMOS AL PROFESOR PIÑEL NOS PERMITA DIVULGAR LAS IMÁGENES DE SU LIBRO:
La Belleza que protege
Carlos Piñel
Caja España, Zamora 1998

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